Tradicionalmente se ha enfocado
el conflicto en la empresa desde la tensión entre sindicatos y patronal
(empresario-trabajador); en la actualidad, se considera en un plano más amplio,
como algo cotidiano en la realidad laboral, pues es inherente a las relaciones
humanas. Así, el conflicto puede surgir entre cualquiera de los miembros de la
empresa (entre departamentos, entre trabajadores del mismo o distinto nivel, de
trabajadores con la dirección de la empresa...) o del entorno (con los
proveedores, con los clientes, con los bancos, con otras empresas, con la
competencia, con el Ayuntamiento, con organizaciones empresariales, inspectores
de Trabajo...).
De Manuel Gross en http://manuelgross.bligoo.com/
Ahora bien, si la empresa no
resuelve adecuadamente los conflictos puede verse afectada su imagen, empeorar
el clima laboral, disminuir la productividad de los trabajadores e incluso la
de la empresa. Sólo las situaciones conflictivas que no se resuelven de forma
adecuada pueden resultar perjudiciales para la empresa.
En el ámbito laboral se pueden
poner de manifiesto muchas formas de discriminación- por sexo, raza, religión o
ideas políticas por ejemplo- que pueden dar lugar a conflictos laborales.
Hace no muchos años se
consideraba a los conflictos como algo negativo, como un síntoma de que algo no
funcionaba. Sin embargo, actualmente se considera a los conflictos (siempre que
se mantengan en determinados niveles) no sólo como algo inevitable, sino como
algo positivo, una oportunidad de cambio que da lugar a cosas nuevas que pueden
representar un progreso respecto de la situación anterior.